Melbourne, Australia ...


Volando de Kuala Lumpur a Melbourne ...


Melbourne ...





Collins St. ...


Swanson St. ...



Flinders St. Station ...
Viajaba desde esta estación hacia mi casa, en West Sunshine, en las afueras de Melbourne.






Hungry Jack`s, el Mc Donalds australiano ...



A orillas del Río Yarra ...












Ver un Grand Slam, un sueño hecho realidad ...






Mucha gente y muchísimo colorido en Melbourne Park ...


Mirando a Davidenko, un fenómeno ...






El austriaco Koellerer un loco de aquellos, hizo calentar y mucho a su rival ...


Una postal de la ciudad desde Melbourne Park ...


La cara bonita del tenis, esa noche Dulko ganó un lindo partido ...


Sunshine Station ...


Mi barrio, west sunshine ...


En esta casa, 65 whiteside av., viví casi tres meses ...







Mi querida bici, me llevo por todos lados, un fierro ! ...







Increíble lo que llovió ese día, durante un buen rato cayeron piedras. Según los periódicos la mayor tormenta en Melbourne en 40 años ...

Amaneciendo en Ardeer Station ...


Frankston ...


























Una vuelta por St. Kilda ...















Koala ...


Que mas representativo de Australia que un canguro ...






El demonio de Tasmania, que de demonio no tiene nada. Llamado así por los colonos británicos debido a que este animal sale a comer por las noches y hace un ruido extraño ...



Raro, no? ...


Ranas ...


No me molestes ...!





Agua o cielo ...?





Habiendo viajado algo más de tres meses por el sudeste asiático se me estaban acabando los recursos, realmente me estaba quedando sin plata, tanto que un día en Kuala Lumpur me levanté por la mañana, metí mi mano en uno de mis bolsillos y me dí cuenta que solo tenía unos pocos dolares, tan pocos que como mucho me alcanzaría para una noche de hotel barato y algo de comida ... No puede ser me dije! Seguro tengo que tener algunos mas escabullidos por ahí ... Busqué en vano, no había más. La noche anterior había pagado por mi estadía, con lo cual, al menos no me iría del hotel debiendo ...
Me iluminé y  me di cuenta que tenía mi tarjeta de crédito Visa, y digo que me iluminé porque nunca antes había tenido que usarla, a pesar de que siempre la llevaba en mis viajes, la tenía guardada y ni siquiera pensaba en ella ... Creo que la iluminación fue impulsada por el hambre por la mañana y el miedo a tenerlo en lo que quedara del día, o los días en que tardarían mis viejos en mandarme plata desde Argentina ... La usé para hacer un adelanto en efectivo, que tampoco fue sencillo, tuve que visitar varios bancos, hacer varias colas y muchos momentos de espera y ansias de saber si tendría el dinero o no, hasta dar con uno que me aceptó la tarjeta y me dio el dinero.
En mi estadía en Luang Prabang había conocido a un chico francés con el que compartimos unos días de aventuras por el Mekong y las montañas de los alrededores. Éste me había contado que él vivía en Melbourne y que ahí podría conseguir trabajo fácilmente ... Porqué no? me dije, además tampoco tenía otra opción, volver a Argentina era un impensable para mi ...
Finalmente en unos días, después de pensarlo una y mil veces me decidí, saqué mi visa y mi pasaje a Melbourne.  Alguna vez había soñado con hacer este viaje, unas vueltas por Tailandia y los países de la zona para luego bajar hasta Australia y probar suerte en esas tierras ...
Volé a Australia por Air Asia, el vuelo fue bueno, otra vez la suerte estaría a mi lado, y nunca mejor dicho a mi lado ...
Si bien había sacado plata, ésta se había consumido casi en su totalidad. Apenas unos cinco dolares me quedaban, eso si, a sabiendas de que cuando llegase a Melbourne, en un Western Union me esperaban quinientos dolares que me habían mandado mis viejos ...
Pero en ese momento, en el avión, uf ... que hambre tenía ... Había mirado el menú con una mínima esperanza de que hubiese algo barato que comer, pero obviamente con cinco dolares nada podía comprar !
Me puse a hablar con mi compañero, sentado a mi derecha. Era asiático, no recuerdo bien de donde. Hablamos un buen rato, mientras lo hacíamos pasó la azafata y preguntó si queríamos algo del menú. Yo le dije que no. Mi compañero al escuchar mi negativa se ofreció a invitarme, yo por vergüenza me negué, pero él insistió. No lo dudé, dejé el orgullo de lado y gustosamente acepté ! Esa comida de avión estuvo buenísima ! Cuanto se lo agradezco !!!
Llegué de madrugada. Después de un largo interrogatorio en la aduana, aveces exagerado!, entré en el país. Bajé unas escaleras hacia el hall central y ahí estaba ... había un Western Union ... Que lindo ! Que alegría ! Me fui directamente hacia el. Había una señora al otro lado de la ventanilla. Me acerqué y para mi sorpresa me dijo que estaba cerrando. Yo le dí mis datos personales pero me faltaba el número de envío ... sin eso no me lo podía dar ! Cuestión que me dijo que arriba había un internet, fui, mi mamá me había mandado el número. Lo copié y bajé. Por suerte ahí estaba la señora, muy amable, esperando a que yo volviese ...
Mi primer día en Melbourne di unas vueltas por la ciudad, me gustó, moderna, limpia. Todo era nuevo para mi, otra vez todo era nuevo, y que linda sensación ! me encanta la sorpresa ! Creo que es una de las cosas que mas disfruto de viajar !!! Pero bueno, estaba en Australia, que loco ! hasta me sentía un poco raro y todo!
Comí en un Hungry Jack's, el Mc Donald australiano. Comía y pensaba: y que hago si no consigo trabajo? como voy a sobrevivir acá? Estoy tan lejos! Como haré para volver ...?
Me pareció muy cara la ciudad desde que llegué. El hostel mas barato que había conseguido me costaba 28 dolares. Con lo que tenía no duraría mucho ....
El segundo día fue uno de los mas calurosos que pasé en mi vida. A pesar de la alerta que había en el hostel, decidí igualmente salir a caminar. Era apenas entrada la tarde cuando me disponía a cruzar el río Yarra y un viento proveniente del desierto, que literalmente quemaba la cara me acompañó un buen rato. Tanto quemaba que tuve que bajar mi cabeza y hacer que la visera de mi gorra tapase mi cara ... así, pude seguir...
Caminé a orillas del río. Una zona de muchos restaurantes, bares, pubs. Todo muy lindo, muy moderno ... Pasé por un restaurante que me llamó la atención por lo grande que era, su gran terraza y la cantidad de gente que en el habían. Me senté en un banco del paseo, de frente al restaurante. Me fumé un pucho y pensé: entro o no a pedir trabajo. Me lo pensé un buen rato. No me decidía. Tampoco había salido expresamente a buscar trabajo, pero porque no? Yo creo que alguien o algo me impulsó hacia dentro y yo no lo dudé ... Pedí hablar con el encargado. Me dijo que no estaban buscando gente, pero que podía ser que en otro restaurante de la empresa si hiciera falta alguien. Me dio una tarjeta que decía Terra Rossa. Me explicó como llegar. Le dije que si, pero no le había entendido bien (me tomaría un buen tiempo entender el acento australiano, al menos entenderlo un poco). Me tomó un tiempo encontrar el restaurante pero finalmente lo encontré. Entré y me gustó. Hablé con el encargado (otro pelado como yo). Ni yo me lo creí cuando después de hablar con él no mas de 10 minutos, éste no solo me ofreció trabajo, sino que me dijo que podía empezar al otro día ... Yo volaba de alegría, no lo podía creer, además la paga era buena !
Al final no empecé al otro día (tenía que ir a ver una habitación donde quedarme, el hostel era demasiado caro) pero si mal no recuerdo empecé un viernes o sábado por la mañana ...
Pasé momentos extraordinarios trabajando en Terra Rossa, realmente momentos de felicidad, de realización personal y sentimientos de haber hecho grandes trabajos, también en lo grupal !
Siempre les estaré agradecido a las personas que me dieron la oportunidad de trabajar ahí, como también a los que me ayudaron e hicieron sentir tan a gusto, como en mi casa, siempre los recordaré !!!


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